domingo, 15 de febrero de 2009

Ni el humo de los silencios



Fumando como en un cuento de gusanos, pensando en nada, pasan los minutos y la pared sigue con la misma humedad. "Me busco y no me encuentro"... días, aunque soleados, tristes. Si no fuera porque las ventanas sudan, diría que esta habitación es ajena a todo lo que pasa en el exterior.

No haría falta tanto; tan sólo una pupila que supiese reflejar bien el brillo de unas uñas mal cortadas, de unos pies sucios y una mente destartalada. Mierdas de ovejas por los caminos más recónditos de un cerebro lleno de pliegues.

El sinsentido de la inconsciencia de no saber qué se quiere, pero de tener muy claro qué no.